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martes, 13 de diciembre de 2016

TIENES QUE APRENDER A SALVARTE A TÍ PRIMERO...







Cómo dice la Biblia... " Los caminos del Señor inescrutables..."
  Frase que para mí no ha tenido  un sentido especial hasta este punto de mi vida.
 Una vez más sin darme cuenta el universo me ha puesto en mis manos un abanico de enseñanzas y experiencias que no creí aprenderlas en estas circunstancias.
Observo desde una posición pasiva cómo la vida de la gente de mi alrededor cambia radicalmente y cómo la mayoría de ellos opta por la opción del miedo y la rabia.
Es triste ver lo difícil que resulta comunicarnos , lo sólo que te puedes llegar  a sentir aún estando rodeado y lo duro que es ser fuerte cuando sólo quieres una mano amiga.
Una vez más tengo la oportunidad de advertir el lado agrio de la existencia y sorprendentemente un SER lleno de luz se ha cruzado en mi camino.

Por primera vez en mi vida me siento maestra y alumna de una persona que me ha roto  todos los esquemas porque es capaz de ver a través de mi superando todas las barreras impuestas desde hace años  , tan claras y tan profundas  , que no recuerdo donde empieza la armadura y  donde termino yo.
Ahora soy yo la que se siente vulnerable porque me ve con tanta claridad que a veces dudo que siga existiendo esa persona. Un sabio amigo me dijo que todas las personas que se cruzan en nuestra vida tienen una lección  ,  pero que hay seres que vienen a partir tu molde , que su función en esta tierra es sacar lo mejor de las personas y que yo era una de esas ... Pero nunca pensé que me encontraría a alguien como yo...

Me cuesta escribir las palabras , sacarlas del interior... Ya que llevan tanto tiempo guardadas que olvidaron el valor de su esencia pero como siempre me dice este Ser lleno de amor " Siempre a pecho descubierto".    Así que estos primeros versos   , estas primeras promesas serán el inicio de una nueva etapa ; etapa que llevo toda la vida deseando pero que nunca encontraba el momento de cruzarla ya que siempre he sido yo la " consejera " y no la "aconsejada".
No sé por donde empezar o mejor dicho no sé cómo atravesar el abismo y salir viva de él , uno siempre tiene que predicar con el ejemplo para convertirse en un verdadero sabio y ayudar con  amor pero nunca se imagina cuando aparecerá su momento de inflexión y si lo imagina... nunca piensa que llega porque nunca se está preparado para ello.
Hace muchos años me hice una promesa , inicié el camino sola , me perdí , me encontré pero hasta ahora no me he dado cuenta  de todo lo que dejé en el camino . De cuán alto fue el precio a pagar para sobrevivir y llegar a donde creía que tenía que estar.
 Y ahora... ahora que por fin he comenzado el sendero verdadero de mi vida soy consciente de lo poco que he vivido , lo poco que he sentido y lo poco que he amado.Tristemente todas las lecciones fueron aprendidas a medias y todas las respuestas dadas desde la razón...
Por eso a día de hoy , vuelvo a retomar la mano de esa niña olvidada , que no para de gritar desde su rincón recordándome una y otra vez VIVE , SIÉNTETE VIVA , ACÉPTATE , ÁMATE Y USA TUS DONES PARA SENTIR PLENAMENTE DESDE ARRIBA.

Y para retomar las buenas costumbres que dejé por el camino , ya que sólo miraré hacia atrás para aprender del pasado y no juzgarlo compartiré un bonito cuento de Jorge Bucay  , gran psicólogo y referente en mi vida.


Corazón de cebolla


Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de plantas. Como todos los huertos, tenía mucha frescura y agrado. Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar todo aquel verdor y a escuchar el canto de los pájaros.

Pero de pronto, un buen día empezaron a nacer unas cebollas especiales. Cada una tenía un color diferente: rojo, amarillo, naranja, morado... El caso es que los colores eran irisados, deslumbradores, centelleantes, como el color de una sonrisa o el color de un bonito recuerdo.

Después de sesudas investigaciones sobre la causa de aquel misterioso resplandor, resultó que cada cebolla tenía dentro, en el mismo corazón, porque también las cebollas tienen su propio corazón, un piedra preciosa. Esta tenía un topacio, la otra una aguamarina, aquella un lapislázuli, la de más allá una esmeralda ... ¡Una verdadera maravilla!

Pero, por una incomprensible razón, se empezó a decir que aquello era peligroso, intolerante, inadecuado y hasta vergonzoso. Total, que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a esconder su piedra preciosa e íntima con capas y más capas, cada vez más oscuras y feas, para disimular cómo eran por dentro. Hasta que empezaron a convertirse en unas cebollas de lo más vulgar.

Pasó entonces por allí un sabio, que gustaba sentarse a la sombra del huerto y sabía tanto que entendía el lenguaje de las cebollas, y empezó a preguntarles una por una:

- "¿Por qué no eres como eres por dentro?"

Y ellas le iban respondiendo:

- "Me obligaron a ser así... me fueron poniendo capas... incluso yo me puse algunas para que no me dijeran nada."

Algunas cebollas tenían hasta diez capas, y ya ni se acordaban de por qué se pusieron las primeras capas. Y al final el sabio se echó a llorar. Y cuando la gente lo vio llorando, pensó que llorar ante las cebollas era propio de personas muy inteligentes. Por eso todo el mundo sigue llorando cuando una cebolla nos abre su corazón. Y así será hasta el fin del mundo

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