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miércoles, 8 de octubre de 2014

REFLEXIONES EN UN VAGÓN

Parece ser que los únicos momentos de reflexión conmigo misma son los viajes que realizo de larga distancia. El tren  , se convierte en una pequeña heteropía donde su silencio, su movimiento y sus personas distantes me transladan a un estado recóndito donde mi ser es capaz de ser escuchado. Tal vez el anhelo de la soledad o la necesidad de parar y observar , sólo las encuentre en estas situaciones , las cuales ,  yo no puedo elegir la circunstancia y el transcurso debe realizarse sentado y paciente hasta llegar a su destino.   Unas horas donde la obligación o la oportunidad me hacen reclamar mi momento de tranquilidad ya que sólo estamos mi esencia, mis pensamientos y los fugaces reflejos de la ventanilla que muestran lejanas miradas de una persona que al parecer debo ser yo.
Poco a poco me invade la tristeza y a la vez el desamparo de ver como el  ego invade mi cuerpo arraigandose en la rabia ante preguntas sin respuestas de una vida que he elegido yo con unos personajes tan ingratos que a veces dudo si los he invitado  o se han colado por sorpresa. Inexistentes son los instantes en que la lucidez me hacía respirar profundo y mirar para otro lado.
Como  perro sarnoso , herido y desconfiado me tiro al cuello de cualquier persona que se acerque ya sea para preguntar o quedarse   , facilitando así la huida inmediata y el trabajo fàcil de no ser tratado.
Cansada de gente cínica que presume de ser amable confundiendo muchas veces el interés por el querer ayudar y el escuchar con una pedida de auxilio. Desencantada de ofrecerte sin màs  , rodearte de vampiros chupa sangre que te llenan de alabanzas y desaperecen a la mínima que dices NO ,  cual murciélago en la noche. Personas que hoy te alzan  y mañana te critican por tu actitud sin saber que esta vez , tal vez , seas tú la que necesitas ayuda.
Y una vez más te encuentras sentada en un vagón recopilando experiencias, recapitulando historias y filtrando emociones para conseguir el sosiego y la paz que necesita tu alma. Siendo consciente del ego creciente , el nerviosismo latente y la paciencia marchita incapaz de revivir.

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